Arqueología en el Jaizkibel

 

UN HONDARRIBIARRA
DE HACE 6000 AÑOS

Por JAVIER DE ARAMBURU

 

El enterramiento , posiblemente más antiguo de Gipuzkoa, ha sido descubierto en marzo pasado ( 2003) durante un sondeo arqueológico realizado en uno de los abrigos del Jaizkibel por un equipo de la Sociedad de Ciencias  Aranzadi, dirigido por la arqueóloga Maria José Iriarte. Este enterramiento humano corresponde al Neolítico, y se data, provisionalmente, entre 5000 y 6000 años.

 

  Trabajos en el yacimiento
arqueológico. Obsérvese,
en primer término, como
se está  cribando la tierra
para que no se escape
ningún objeto, por pequeño
que sea, que pueda dar luz
a la investigación.

En un conchero

Los restos humanos hallados en el Jaizkibel corresponden a un varón  adulto, de edad comprendida entre  30 a 40 años, que fue enterrado en un conchero, es decir, en un lugar en el que se arrojaban las conchas de los moluscos que  comían, conchas que aparecen  mezcladas con  la tierra bajo la cual se hallaban los restos humanos. En este enterramiento, son conchas de lapas principalmente  las que se ven;  curiosamente son las que  han protegido los huesos hallados y es que la acidez del sedimento, la arena de la roca arenisca del Jaizkibel ha ido desintegrando parte del esqueleto humano, conservándose aquellas partes que estaban en contacto o cubiertas por las conchas de las lapas, cuya alcalinidad ha neutralizado la acidez de la arena.

Llama la atención, al menos al profano, que se efectúe un enterramiento en un conchero. En cambio no debe ser raro. Según explicación dada por la directora del sondeo, Maria José Iriarte, El contexto de inhumaciones humanas individuales en conchero resulta bien conocido en toda la fachada atlántica europea, desde la desembocadura del río Tajo, en Portugal, hasta Dinamarca, en el marco de las poblaciones Mesolíticas y de inicio del Neolítico.

Gracias pues a la alcalinidad de las conchas no se destruyó totalmente el esqueleto humano de aquel varón del Jaizkibel, sino que se conservaron de él los huesos de brazos y piernas, un molar, una falange de un dedo y fragmentos del cráneo. Los arqueólogos, estudiando la posición de los restos hallados han podido concluir  que aquel hombre fue enterrado, en posición fetal, con los brazos recogidos entre el cuerpo y las piernas y además atado, algo que es muy normal en los enterramientos de la época.

 

Otros detalles

La datación exacta de los restos encontrados se  sabrá tras el examen de los mismos, con el método del Carbono 14, en los laboratorios de la Universidad de Uppsala (Suecia) con quien la Sociedad de Ciencias Aranzadi mantiene relaciones, desde hace años, para este tipo de trabajos.

Los restos han aparecido en un lugar de buena habitabilidad por su cercanía al mar, junto a unas laderas de buenos pastos, su orientación al sur y al lado de uno de los múltiples riachuelos de agua dulce. Pesca, ganado y potabilidad del agua.

Para los arqueólogos cualquier elemento que les trasporte al pasado es siempre de gran interés. Concretamente en este sondeo se han hallado vértebras  de peces, restos de otra fauna, pólenes de tiempos atrás que nos han de dar una visión de conjunto de las formas de vivir y del paisaje en el que se movía  aquel hombre  del Jaizkibel,  el del Neolítico.

También llama la atención el que las conchas de lapas sean mayores las más antiguas y que poco a poco, al correr del tiempo, aparezcan conchas más pequeñas.. Algo así como si  por comerlas  no les dejan crecer lo suficiente.

 
 
 
 
 

El equipo investigador

Queda dicho que al frente del equipo  investigador de la Sociedad de Ciencias Aranzadi  se halla Maria José Iriarte. Añadiré que junto a ella trabajan  Álvaro Arrizabalaga y Francisco Etxeberría, ambos profesores de la Universidad del País Vasco , y  Lourdes Herrasti.

El arqueólogo Álvaro Arrizabalaga, conversa con el escritor e investigador
Juan San Martín, quien efectuó ,en su día, una relación de puntos de
 interés arqueológicos, en el Jaizkibel.

A nadie se le escapa el valor patrimonial del hallazgo del Jaizkibel. Ello quedó patente en el acto de presentación  que se celebró, el 26 de marzo pasado, en el salón de plenos del Ayuntamiento Hondarribiarra, quien tiene firmado un convenio con la Sociedad Aranzadi, para este tipo de trabajos.   Junto al concejal del Cultura, Aitor Kerejeta, ocupaban la mesa presidencial Jesús Altuna, Director del Departamento de Prehistoria de la Sociedad de Ciencias  Aranzadi; Carlos Olaetxea, arqueólogo de la Diputación Foral de Gipuzkoa;  José Miguel Larrañaga, Presidente de la Sociedad Aranzadi; Maria José Iriarte, directora del equipo de excavación y Álvaro Arrizabalaga profesor de la Universidad del País Vasco. Intervinieron todos los citados. Maria José Iriarte y Álvaro Arrizabalaga ofrecieron una detallada explicación del hallazgo y de los trabajos, y respondieron a las preguntas de los informadores.

En las intervenciones  resonó con insistencia el nombre de Juan San Martín, miembro de la Academia de la Lengua Vasca- Euskaltzaindia y también de la Sociedad de Ciencias Aranzadi quien tras constantes salidas al monte Jaizkibel,  detallada observación  de abrigos rocosos y recogida de material lítico de superficie, estableció treinta puntos de interés arqueológico y lo comunicó a la Sociedad Aranzadi, quien ha realizado un proyecto para diversas excavaciones.

 

Presencia humana, muy anterior

No es este - el ahora descubierto - el único enterramiento existente en el monte Jaizkibel. Los cinco dólmenes y los siete cromlechs ( algunos desaparecidos) son también enterramientos humanos; pero más recientes, ya que se sitúan entre el Neolítico final – Calcolítico y la Edad del Hierro. Con el reciente descubrimiento avanzamos en el tiempo, colocándonos, provisionalmente, en una inhumación de hace 6000 años.

Pero no se vaya a pensar que la presencia del hombre en el Jaizkibel es tan solo de 6000 años. El Jaizkibel viene siendo habitado desde hace 100.000 o quizá 150.000 años. Así lo atestiguan los restos materiales  hallados en el citado monte.

 El propio Álvaro Arrizabalaga estudió y publicó un trabajo (Munibe 46.1994) sobre un bifaz y dos raederas, hallada el primero por J. L. Caso y las segundas  por Caso y el propio Álvaro Arrizabalaga.. El bifaz es una herramienta de silex tallada por ambas caras y la raedera una pieza elaborada sobre una lasca también de silex. Ambas  nos llevan hasta el Paleolítico Medio y quizá al Inferior.

(Fotos: Javi Castro y J. Aramburu)