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Nacido
en Bera en 1917, Juan Larramendi Arburua pertenecía
a la Escuela del Bidasoa y ha sido considerado por algunos
como uno de los pintores más significativos de la pintura
navarra del siglo XX. Comenzó a pintar de muy chico y solía
utilizar las paredes de la cocina de su casa como lienzo en
el que dibujar y pintar, aficiones a las que le animaba su
padre. Larramendi era un enamorado de la naturaleza y el paisaje
verde y colorido de la Navarra húmeda que le vio nacer. El
ánimo y los consejos de Ricardo Baroja influyeron en su dedicación
a la pintura. Juan Larramendi se dio a conocer como ilustrador
de cuentos y en 1936 comenzó a colaborar en prensa hasta que
en 1937 se marchó a Francia donde continuó con su formación
artística.
El
ambiente de la postguerra enfatizado por la grave situación
económica ocasionaron que se trasladara a Venezuela, país
que le acogió por un buen número de años y donde nacería su
hijo. Pintó y expuso, pero la dificultad para poder vivir
de su actividad artística y la necesidad de sacar adelante
a su familia provocaron que se viera forzado a abandonar la
pintura y abriera junto a su mujer un restaurante. En 1969
regresó a Euskal Herria, donde fijó su residencia en su pueblo
natal de Bera. Al poco abrió una exposición en Bilbao que
logró un considerable éxito, hasta tal punto que vendió toda
su obra expuesta, por lo que reanudó su labor artística, de
corte posimpresionista, con una clara inspiración en la naturaleza
y el paisaje, que caracterizan su obra.
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