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En esta postal de principios del siglo XX podemos ver a un pastor con su rebaño de ovejas junto a las murallas de Hondarribia.  

Las murallas que protegieron la población de los numerosos asedios que sufrió a lo largo de su historia estuvieron a punto de desaparecer el año 1794. Testigos de aquellos hechos todavía permanecen abiertos al pie de la muralla, (entre el baluarte de la reina y el puente de San Nicolás) los huecos en los que se colocarían los barriles de pólvora para destruirlas. 

En verano de 1794, la ciudad fue tomada por el ejército francés, que permaneció en ella durante casi un año. El motivo... como casi siempre en las guerras, las diferencias entre ciertas personas que se conocen muy bien, y que las tienen que resolver matándose entre sí sus súbditos que no se conocen de nada. En este caso entre la Corte Española y la República Francesa apoyada por otros países de Europa que formaban la Convención Nacional. Para esas fechas, el lamentable estado en el que se encontraban las murallas y el desarrollo armamentístico de la época, ya no le permitían a la plaza fuerte defenderse como lo había hecho en anteriores asedios. 

Los innumerables proyectos que se realizaron para dotar a la ciudad de una mayor defensa tras el sitio de 1719, cuyos planos se pueden ver en el libro "Cartografía Antigua y paisajes del Bidasoa" (Ver Bibliografía), no pudieron llevarse a cabo por falta de dinero.

Durante el año que permaneció el ejercito francés en la ciudad, se destruyeron las murallas y baluartes que miraban a Francia. Se abrieron los huecos que todavía permanecen al pie de la cortina de San Nicolás, y se colocaron en ellos los barriles de pólvora. Pero llegó la paz de Basilea y por apenas unos días no pudieron llevarse a cabo las voladuras que la hubieran destruido completamente. 

 

 

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