Recinto amurallado 


 


 


Las murallas

Gruesas y altas murallas recorridas interiormente por pasadizos rodearon completamente la ciudad hasta finales del siglo XVIII.
Aunque parte de ellas fueron destruidas tras el sitio de 1795 hoy en día todavía podemos contemplar algunos de los lienzos y baluartes que la protegieron durante siglos en los numerosos asedios que sufrió la villa.

Casco antiguo

Las murallas encierran el casco antiguo. Sorprende el trazado en cuadrícula de sus calles,  característico de las ciudades fundadas en el medievo. Sus angostas calles adoquinadas, los amplios y labrados aleros de sus casas y la gran belleza arquitectónica de algunos de sus edificios nos remiten a su glorioso pasado.

- El Castillo de Carlos V: Se atribuye a Sancho Abarca, Rey de Navarra (S. X) su fundación, y la construcción de su imponente fachada al emperador Carlos V. Cuartel de las tropas que defendían la plaza y Palacio del Gobernador, merece la pena tomarse una cerveza en su cafetería para comprender porqué ha resistido su fachada intacta durante tantos siglos.

- Iglesia de Nuestra Sra del Manzano: Obra espaciosa y de bella arquitectura de estilo gótico con elementos renacentistas, su actual fábrica data del siglo XVI. Su torre, un símbolo de grandeza a lo largo de su reciente historia y actual faro de referencia para el viajero que se acerca a la ciudad, se terminó de construir el año 1766.

- Casa de Etxebeste: Actualmente Hotel, es la única de las casas torre que se encontraban junto a las murallas y ha resistido el paso de los siglos y sus avatares.

- Plaza de Guipuzcoa: Construida en los años 70 del siglo pasado, con una arquitectura tradicional y respetuosa con el entorno del casco antiguo, gracias a la intervención del arquitecto Manuel Manzano-Monís, merece con creces una visita.

- Calle Mayor, Calle San Nicolás, Calle Pampinot, Calle Ubilla: El ambiente que desprenden estas calles medievales, y la belleza de algunos de sus edificios invita a recorrerlas con detenimiento.